martes, 21 de junio de 2022

  EL NORTE


Daniel de la Fuente
Monterrey, México (18 junio 2022).-
05:00 hrs
Tres regiomontanos en distintas épocas de la historia salen a recorrer el mundo: los tres llegan a sitios como París y la Ciudad de México donde se involucran con las corrientes artísticas e intelectuales de entonces.
Por la importancia que adquirieron, los tres son considerados pilares de las artes plásticas de Nuevo León. Ellos son Alfredo Ramos Martínez (1871-1946), Federico Cantú (1907-1989) y Fidias Elizondo (1891-1979).



El primero fue un pintor reconocido y fundador de las escuelas de arte al aire libre de la capital del País; el segundo, artista de una mística extraordinaria, escultor y grabador, y el tercero también un escultor de renombre. Los tres fueron nómadas, vivieron entre guerras y sobresaltos, y dejaron una obra luminosa que nunca se había podido apreciar de manera conjunta.
De ahí la importancia de la exposición "Tres pioneros del arte en Nuevo León" inaugurada el año pasado en la Pinacoteca de Nuevo León y que llegará a su fin este 29 de junio con la presentación del catálogo de esta muestra nunca antes vista a decir de Adolfo Cantú, nieto del Federico, y de Gerardo Puertas, también ligado familiarmente al artista oriundo de Cadereyta Jiménez.
Los dos prestaron obras de Ramos y Cantú para la exhibición. Las de Elizondo las facilitó Fernando Rivadeneyra Núñez.




La muestra exhibida en la Pinacoteca, ubicada en Colegio Civil, está conformada por 80 pinturas, esculturas, grabados, dibujos, acuarelas y obra mural de los tres creadores.
Al recorrer las salas uno se pregunta hasta qué punto las nuevas generaciones conocen a estos pioneros del arte.
"Son poco conocidos realmente", comenta Puertas. "Por eso, reunir a estos artistas, que nunca habían estado juntos, significa darle la oportunidad a la comunidad de darse cuenta de que, contrario a lo que pueda parecer, el arte y la cultura tienen una larga vida en la Ciudad".
Considerado por algunos como el padre del arte moderno mexicano, Ramos vivió un París en ebullición del que más tarde partiría para aterrizar en Ciudad de México, donde fundó las escuelas de arte al aire libre. Posteriormente encontraría nicho en Estados Unidos. Caería en el olvido, pero hacia los 90 hubo un resurgimiento que ha llevado a sus obras a destacar en subastas.
Trotamundos, Cantú tuvo un periplo parecido, se dejó influenciar por diversas culturas, entre ellas la griega, de ahí el sobrenombre "Ulises de Cadereyta", y convivió de manera cercana con astros de la cultura mexicana como Alfonso Reyes, José Vasconcelos, Luis Cardoza y Aragón.


La vida de Elizondo fue menos romántica, ya que al viajar a Europa le tocó ser enlistado en Francia durante la Primera Guerra Mundial, donde lo mismo cavó trincheras que trabajó en talleres de lanzabombas. Cuando terminó su infeliz estancia se incorporó a las escuelas de arte de Ramos y volvió a Monterrey: aquí forjó obra pública importante, por ejemplo la escultura "La ola", que por años estuvo en el patio central de Palacio de Gobierno, o las puertas ornamentales del Sagrario de la Catedral.




Sin embargo, no han sido muchos los esfuerzos para revalorar a estas figuras y a otras de su genealogía artística.
Afirma Cantú, nieto del artista: "Esta exposición es importante porque muestra obras de los titanes de la cultura que le dieron imagen a Monterrey. Que, con su obra, permitieron que Nuevo León se convirtiera en lo que hoy es.
"Si se los quitas a Nuevo León, si quitas a Alfonso Reyes, se cae el Estado: quedan las naranjas y la machaca".
***
Ambos, Puertas y Cantú, coinciden en la necesidad de un espacio en el que de manera permanente se exhiba lo mejor del arte, deseo que expresaron por décadas figuras como Gerardo Cantú y Héctor Carrizosa, fallecidos el año pasado.
De no ser por la Pinacoteca dirigida por Elvira Lozano de Todd, dicen, la historia del arte regio no estaría vigente. Por ello, esta expo es de alguna manera una oportunidad para aquel viejo deseo de un museo, respaldado por esfuerzos públicos y privados.
"Hace falta un museo de arte", expresa Puertas, "un recinto donde la gente pueda ver lo de aquí: ¿dónde pueden ver los jóvenes el arte de Cantú, de Fidias, de Ramos Martínez, de Gerardo Cantú, de Saskia Juárez? No hay un sitio así.
"¿Dónde podemos ver a un Ramiro Martínez Plasencia, Jorge Elizondo, Gerardo Azcúnaga, Miriam Medrez?".
Cantú, quien vio pasar a cinco gobernadores de Nuevo León que nunca aterrizaron la idea de una casa museo con la obra del Ulises de Cadereyta, está dispuesto a participar en un magno proyecto con préstamo de obras de su abuelo.
"Las nuevas generaciones deben conocer la historia de su arte, a estos tres grandes y a todos los que les siguieron.
"Esta exposición nos permite una vez más insistir en eso". "¿Dónde podemos ver a un Ramiro Martínez Plasencia, Jorge Elizondo, Gerardo Azcúnaga, Miriam Medrez?".

domingo, 5 de junio de 2022

 



Aunque no se menciona en los Evangelios canónicos, la Piedad ha sido un tema muy popular en el arte cristiano, especialmente en el arte Gótico tardío, el Renacimiento y el Barroco. Consiste en la representación de Virgen María, sosteniendo el cuerpo muerto de Jesús en su regazo. La cercanía de María a la Cruz durante la Crucifixión se infiere del Evangelio de Juan, [Jn 19,25-27] y cabe mencionar la profecía del anciano Simeón en el Templo de Jerusalén: [Lucas 2:35].
Evangelio según Juan es el cuarto de los evangelios canónicos constitutivos del Nuevo Testamento. Se caracteriza por las marcadas diferencias estilísticas y temáticas, como así también por las divergencias en su esquema cronológico y topográfico respecto de los otros tres, llamados evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas).
El Evangelio de Juan no solo contiene muchos pasajes sin equivalente en los otros evangelios canónicos, sino que aun los pasajes con cierta similitud son presentados de forma totalmente diversa en cuanto al contenido, al lenguaje, a las expresiones y giros con que predica Jesús de Nazaret y a los lugares de su ministerio. La tradición apostólica atribuye la autoría de este evangelio a Juan el apóstol y evangelista aunque, dada la falta de unidad en su redacción final, el estilo y la fecha supuesta de redacción (en torno al año 90 d. C.), entre otros puntos, se cuestiona tanto la autoría en sí como sus alcances (redactor, comunidad responsable). Existe la posibilidad de que el Evangelio de Juan fuera fruto de la comunidad fundada alrededor de uno de los discípulos de Jesús, presentado en el evangelio con el título de «discípulo a quien Jesús amaba», seguramente la de Éfeso.
Entre las características del Evangelio de Juan, se acepta ampliamente la de ser un escrito para la meditación en el que sobresalen los discursos como forma de reflexión en torno a la figura de Jesús de Nazaret, a quien se presenta desde el prólogo como el Logos, la Palabra eterna de Dios. Es un evangelio sumamente simbólico y litúrgico, que enmarca el ministerio público de Jesús en la sucesión de festividades judías (entre ellas, la Pascua judía, la Fiesta de la dedicación o de las luminarias y la Fiesta de los tabernáculos o de las tiendas). Muchos estudiosos han visto en el Evangelio de Juan un carácter marcadamente místico.